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Reconstruyendo a Domeykodactylus

  • Foto del escritor: Francisco
    Francisco
  • 28 sept 2018
  • 5 Min. de lectura

Domeykodactylus ceciliae es un pterosaurio o reptil volador del norte de Chile, conocido a partir de un fragmento craneal y restos parciales de las ramas mandibulares, incluyendo los alveólos dentales. Se asume que ambos fragmentos pertenecieron a un mismo individuo, por las características de la roca portadora de los fósiles.


Restos fósiles conocidos de Domeykodactylus ceciliae (de Martill et al 2000)


Reconstruir un animal a partir de tan poco material es una tarea difícil, sobre todo si pertenece a un grupo extinto sin equivalentes actuales, pero aplicando conocimientos de anatomía comparada es posible llegar a una aproximación probablemente cercana al animal real. Para describir el proceso, detallaremos paso a paso las etapas ejecutadas.


  • Estudio de la publicación original: Domeykodactylus fue descrito formalmente en el año 2000 en una publicación especializada, donde se detallan las características anatómicas de los huesos fósiles, su interpretación y relaciones de parentesco. Los autores concluyen que algunos rasgos clave, como la presencia de una cresta craneal y alveolos dentarios sobresalientes relacionan a esta especie con la familia Dsungaripteridae, una familia bien conocida de pterosaurios de Asia.


  • Bocetos del cráneo: A partir de las fotografías y reconstrucciones parciales de la publicación, y mediante la comparación con otros géneros mejor conocidos pertenecientes a la familia como Dsungaripterus o Phobetor, se realizaron varios bocetos ubicando los restos conocidos en sus posiciones probables en el cráneo completo. El fragmento del hueso premaxilar (o con dudas nasal) se ubicó en varias posiciones posibles hasta lograr una configuración anatómicamente armoniosa con el resto del cráneo, el cual también fue reconfigurado en varias ocasiones a partir de la corrección de la dimensión de la mandíbula. Fue de gran ayuda que se conservara la porción cercana a la articulación mandibular con el cráneo, ya que da una idea aproximada de la longitud de éste, y por tanto del resto de las proporciones craneales.

Dsungaripterus weii; reconstrucción de H. Zell (CC BY-SA 3.0)


Esquema del cráneo de Domeykodactylus ceciliae a partir de los restos fósiles.

©FALC 2018

  • Bocetos del animal en vivo: Puesto que sólo se conocen los restos craneales de este animal, no trabajé en una reconstrucción de cuerpo entero. Las distintas configuraciones de cráneo dieron varias interpretaciones del animal vivo. Hay que recordar que cuando se elabora una ilustración de una especie extinta, nunca lograremos la imagen real de la criatura, sino una conjetura creíble. Así, en primera instancia las primeras versiones se basaron en Phobetor, una especie de pico mas bien recto. Correcciones sucesivas de la escala de los restos conservados me sugieren que probablemente Domeykodactylus sería en términos generales más similar a Dsungaripterus, una especie de pico curvado hacia arriba. Obviamente, nuevos y mejores hallazgos podría modificar completamente la imagen del animal. Para otorgarle un mayor dinamismo a la imagen final, en vez de optar por la vista lateral tradicional, le di un ligero escorzo que parece funcionar mejor.


Versión previa en grafito, aún sin correcciones

©FALC 2018

  • Tegumento: A partir de fósiles excepcionales, es posible afirmar que los pterosaurios estuvieron, al menos parcialmente, cubiertos de filamentos pilosos análogos al pelo de los mamíferos o el plumón simple que cubre el cuerpo de las crías de aves nidífugas (por ejemplo de un pollito o pato pequeño). A Domeykodactylus le di una cubierta pilosa corta en el cuello, y cerdas más largas en la zona craneal; un pico y cresta córnea estaría presente en el animal vivo. De hecho, la cresta ósea que se conserva en el fósil posee estrías que se relacionan en animales actuales con zonas de inserción de fibras de sostén, lo que significa que los restos conservados representarían el núcleo de una cresta aplanada mayor, probablemente de queratina tal como la que revestiría el pico del animal. Ubiqué la abertura nasal en la parte anterior de la fosa naso-anteorbital, dado que en vertebrados, invariablemente la ubicación de la apertura nasal se ubica lo más cercana posible al hocico (Witmer, 2001). No existen indicios del tipo de cubierta que existiría entre la fosa nasal y el ojo, aunque por analogía con las aves, es poco probable que la cubierta queratinosa del pico se extendiera más atrás de la fosa nasal, ya que requiere de sostén mecánico para su formación y mantención; en aves grandes actuales, se observa piel desnuda en esta zona, aunque opté por una piel cubierta por escamitas pequeñas. Probablemente los pterosaurios de dientes pequeños tendrían ya sea labios o extensiones del pico que los harían invisibles, cosa que traté de graficar en esta ilustración, esbozando apenas los bultos alveolares en la sección dentada de la maxila y mandíbula.

  • Coloración: Alejándome de las crestas rojizas tan comunes en la ilustración de vertebrados fósiles, le di a la cresta de Domeykodactylus una apariencia córnea, donde las zonas oscuras tienden a estar ubicadas en zonas que necesitan refuerzo mecánico (como en la punta del pico). Dsungaripteridae parece ser un grupo de pterosaurios adaptados a la vida terrestre, o por bien menos ligada a grandes cuerpos de agua que formas inequívocamente pescadoras. Sus alas y patas largas, y huesos robustos parecen ser buenos para el desplazamiento cuadrúpedo por tierra. Su estilo de vida probable, si bien no tiene equivalentes actuales, debió oscilar entre las costumbres de un merodeador de ribera como las garzas (Ardeidae), o bien la de los calaos (Bucerotidae) y seriemas (Cariamidae), habitantes de terrenos más secos y depredadores de animales pequeños. Los dientes pequeños y restringidos a la parte posterior de las mandíbulas parecen ser buenas para triturar objetos, lo que no descarta una dieta mixta de vertebrados, semillas e insectos. La piel escamosa tiene algo de rojizo y amarillo pálido, coloración poco llamativa debido a la dieta pobre en carotenos que debió tener esta criatura. El color azul alrededor de los ojos es una coloración común en la piel de los vertebrados (Bagnara et al 2007), producida principalmente por la estructura de las proteínas de la piel, la cual permite refractar la luz y reflejar precisamente diversos de tonos azules e incluso permite la iridiscencia. el marrón del cuello se escogió por ser una coloración común en vertebrados terrestres de hábitats relativamente secos; la coloración más oscura en la cabeza también es un rasgo usual en aves y reptiles vivientes.

  • Otros detalles: Como dije anteriormente, traté de dar dinamismo a una imagen estática mediante algunos detalles: el escorzo y el brillo del ojo dan la sensación de que el animal nos observa desde cerca, y podría lanzarnos un picotazo si no mantenemos la distancia…me ayudé con un esbozo en 3d realizado con el programa Sculptris, aunque un modelo físico en plasticina sería igual de útil. El uso del pico como principal elemento de captura de la presa debiera reflejar su historial mediante rayones y cicatrices, tal como se ve en un animal vivo. El mismo patrón heterogéneo observado en la cresta, sin una coloración pareja y aparentes imperfecciones que intentan recrear momentos de estrés en el crecimiento o daño mecánico.

Versión final de Domeykodactylus ceciliae


Espero que este post (que creció más de lo que imaginé) sea una ayuda para que puedas abordar tus propios proyectos. La ilustración final, de nuevo, es el resultado de conjeturas informadas, abierta a modificaciones a la luz de nuevas evidencias.


Referencias

  • Martill, D.M., Frey, E., Diaz, G.C., and Bell, C.M. (2000). Reinterpretation of a Chilean pterosaur and the occurrence of Dsungeripteridae in South America. Geological Magazine 137(1):19-25.

  • Witmer, L. M. (2001). Nostril position in dinosaurs and other vertebrates and its significance for nasal function. Science 293: 850-853.

  • Bagnara, J. T., Fernandez, P. J. and Fujii, R. (2007), On the blue coloration of vertebrates. Pigment Cell Research, 20: 14-26

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