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¿Qué entendiendo por Paleoarte y cuál es su contexto en la Ilustración científico-naturalista?

  • Foto del escritor: Francisco
    Francisco
  • 8 nov 2018
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 26 jul 2020

Paleoarte, como concepto concreto, nace a fines de la década de 1980, refiriéndose al tipo de arte gráfico enfocado en la vida prehistórica. Sin embargo, la práctica se remonta varios siglos atrás, con los intentos de representación de criaturas vivientes a partir de restos fósiles. El espectro de enfoques que puede adoptar entonces la representación temática de seres vivos extintos va desde la representación gráfica de fósiles, hasta el extremo de la ciencia ficción y representaciones vagamente inspiradas en criaturas vivientes.


Tyrannosaurus tomando un baño (2018). Las representaciones de criaturas extintas y su comportamiento, con una sólida base científica, son requisito excluyente en mi concepción del Paleoarte.


¿Qué entiendo, entonces por Paleoarte? Personalmente, mi definición aborda un rango estrecho del espectro artístico: considero Paleoarte a la representación gráfica in vivo de seres extintos, a partir de datos directos (por ejemplo los fósiles propiamente tales) e inferencias y extrapolaciones a partir de la biología, arqueología y otras fuentes científicas. Bajo esta definición, el Paleoarte, se ubica en algún lugar intermedio entre la ilustración científica rigurosa (excluyendo así la ilustración rigurosa de fósiles) y la ilustración naturalista tradicional (donde podemos ver la realidad de los organismos y su entorno).


La ilustración científica tiene por objeto una detallada descripción gráfica de un elemento para su estudio científico, tal como como es en la realidad, dejando poco margen interpretativo. La construcción de un arquetipo ideal cuando se ilustra una especie vegetal o animal a partir de diversos individuos o fotografías es quizá una de las pocas concesiones que tienen cabida en la ilustración científica. El foco de la ilustración científica es retratar aspectos morfológicos o anatómicos que permitan por ejemplo identificar el sujeto en cuestión de manera objetiva. Ejemplos típicos de ilustración científica son las láminas botánicas o los dibujos lineales de partes de organismos (por ejemplo los propios fósiles), y están directamente relacionados con la investigación y conceptualización de los sujetos a ilustrar


La ilustración naturalista en cambio tiene un margen de acción un poco mayor, al permitir las licencias artísticas por ejemplo en pos de representar los sujetos de estudio en su hábitat, cuidando la composición de las obras, los colores, etc. Las ilustraciones naturalistas tienen asimismo un toque más subjetivo, ya que interviene también la sensibilidad del autor.


Dado que tratamos con criaturas extintas, el crear Paleoarte implica la especulación informada, y por tanto, todas las imágenes creadas (a pesar de estar cimentadas en información científica) son sólo representaciones conceptuales, nunca representaciones fidedignas de los seres en sí. Desde el punto de vista de la técnica, la influencia subjetiva del artista es muy patente, siendo en muchos casos reconocible el autor de una obra por la destreza y uso de las herramientas plásticas, adquiriendo carácter e identidad propias


Tal como decíamos al principio, dado que nos movemos en un espectro de influencia entre la imaginación v/s la los datos concretos, las divisiones entre lo que cae o no dentro de la categoría de Paleoarte parece ser sutil; sin embargo en mi opinión es posible trazar un límite: aquellas ilustraciones basadas en criaturas extintas, pero con mayores licencias artísticas y alejadas de la data paleontológica, no debieran ser consideradas Paleoarte, pues carecen de un sustento técnico que respalde su ejecución, por lo menos desde el punto de vista científico. Aunque no existe un término concreto, estas obras son arte inspirado en temas paleontológicos (un símil al arte botánico) y, debido al ámbito en que se producen (cine, televisión, revistas) suelen tener un impacto enorme en la percepción de las criaturas extintas, reforzando muchas veces conceptos erróneos o masificando ideas ficticias como si fueran ciertas o basadas en datos robustos.


Quizá ese hecho hace que, para el público general (e incluso dentro del mundo de la ilustración científica-naturalista), algunas veces el Paleoarte sea considerado un arte de menor categoría, en comparación por ejemplo con la ilustración botánica o la ilustración naturalista de animales; o bien se pondere como una disciplina más ligada a la ilustración a secas, dirigido a públicos infantiles u obras relacionadas con la fantasía.


El poder del Paleoarte, bien ejecutado, recae entonces en su carácter didáctico y como herramienta de difusión científica, ayudando a la transferencia de conocimiento desde la academia al resto de la sociedad, siendo un pilar fundamental para la compresión de la historia de la vida en el planeta y su biodiversidad.


Post scriptum (Julio 2020)


Quizá la manera más certera de entender el Paleoarte, es considerar como tal al proceso de creación de una obra, más que a la obra en sí. En otras palabras, Paleoarte es un esquema de trabajo, cuyo inicio está en el estudio de la data fósil y anatómica actual, considerando un proceso de investigación e inferencia informada, la síntesis de una hipótesis de trabajo, y cuyo resultado final es la representación visual de dicha hipótesis. Como el conocimiento científico crece y se modifica con el tiempo, las representaciones visuales resultantes deben considerarse como el reflejo del marco teórico con el cual trabajamos.



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