La importancia de las referencias en la ilustración científica.
- Francisco
- 22 sept 2018
- 2 Min. de lectura
Cuando dibujamos, usamos referencias: patrones u objetos en los cuales basamos nuestras ilustraciones. Aún trabajando “de memoria”, utilizamos las referencias mentales que tenemos de los objetos para traducir esa imagen al papel. Frecuentemente, estas imágenes mentales son simplificaciones conceptuales que difieren de los objetos reales (por ejemplo, el clásico árbol estandarizado que dibujamos cuando niños), y por tanto reflejan las preconcepciones de cada autor.

Pyrus communis (2017). Texturas, coloraciones, brillos y formas sólo pueden ser capturados con referencias visuales, en este caso, mediante la observación un pera real.
En ilustración científico-naturalista, el objetivo es representar elementos de la naturaleza en dos dimensiones, reflejando las particularidades que permiten diferenciar este elemento de otro similar. Si queremos ilustrar, por ejemplo, un caracol o un ave, la ilustración debe detallar las formas, volúmenes, texturas y coloraciones que son propios a cada especie, lo cual es una cantidad de información que va más allá de la capacidad de retención que poseemos. Así, la única manera de procesar esta información de manera objetiva es mediante la referencia, observando ya sea del natural o fotografías al sujeto en cuestión.

A veces, es imposible disponer de ejemplares in vivo para trabajar en gabinete; en este caso, utilicé fotografías propias tomadas en hábitat para representar a Copiapoa cinerea
En ocasiones, la ilustración consiste en la construcción de un “ejemplar ideal”, como por ejemplo al elaborar una lámina botánica, donde se muestran distintos elementos de una especie en una sola imagen. Es difícil encontrar en un solo ejemplar flores, frutos y semillas, y si están presentes de manera simultánea, probablemente estén en ramas separadas, por lo que deberemos basarnos en varias muestras para armar la imagen final, evitando “inventar” estructuras o configuraciones ficticias.

Copiapoa cinerea (2018). lámina final a partir de diversas fotografías
El paleoarte tiene por dificultad carecer de referencias directas, salvo los fósiles. Todas las estructuras faltantes deben ser inferidas a partir de ejemplares más completos, o a partir de especies emparentadas vivientes. El punto de partida para toda reconstrucción deben ser los fósiles, y así evitaremos crear “caricaturas” basadas en preconcepciones erróneas. Sin embargo cabe recordar que a diferencia de la ilustración de especies vivientes, el paleoarte constantemente está en revisión a partir de nuevos hallazgos o inferencias.

Chilesaurus diegosuarezi (2017). De este enigmático dinosaurio se conocen esqueletos bastante completos de varios ejemplares de distintas edades. La coloración se basó en la premisa de que se trataba de un macho con colores llamativos, tal como se observa frecuentemente en aves y reptiles actuales. Aunque se desconoce el tipo de tegumento que poseía esta especie, se le agregó una cubierta parcial de plumas simples, en función de hallazgos de otros dinosaurios terópodos con fósiles mejor conservados. Aún así, nuevos hallazgos a futuro podrían modificar la idea de la imagen que tenemos de esta criatura.
En síntesis, la ilustración científico-naturalista requiere del uso de referencias para un resultado de calidad, tanto desde el punto de vista de la calidad de información que se transmite así como de la estética de la imagen.
Comments