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Inicio la primera entrada del blog saludando a todas las personas interesadas en la ilustración naturalista, en especial a aquella dedicada a la representación de criaturas extintas. Espero que este blog, sirva para registrar y profundizar un poco en el trabajo detrás de una obra.

A diferencia de la ilustración naturalista que trata de especies vivientes, la cual tiene la ventaja de disponer de numerosos ejemplares, registros y descripciones para la elaboración de las obras, el paleoarte o ilustración de especies extintas carece de esta ventaja. Usualmente los restos de un ser vivo duele ser destruido antes de que pueda siquiera incorporarse al registro fósil. Aquellos casos excepcionales que logran fosilizarse suelen representar restos incompletos del organismo, y si se ven expuestos a las condiciones climáticas, tras sobrevivir millones de años, pueden perderse para siempre.

En esta ocasión, revisaremos el proceso de creación de la reconstrucción de Epipeltephilus caraguensis, un armadillo fósil del norte de Chile descrito en 2017 por Montoya-Sanhueza et al. Este trabajo fue comisionado por Germán Montoya, el autor principal, con el objeto de difundir el descubrimiento.

Germán me envió tanto el borrador del paper (en esa fecha aún no se había publicado la especie), fotografías de fósiles afines, y referencias de armadillos actuales. Los restos de E. caraguensis son fragmentarios, y tuve que empezar por armar un bosquejo del esqueleto incorporando el material conocido así como extrapolando los huesos faltantes tanto con especies actuales así como fósiles más completos.

Algunos rasgos, aunque no estaban presentes en el fósil, tales como los cuernos sobre el hocico, no se conservaron. Sin embargo esta especie pertenece a un grupo de armadillos extinto conocido como Peltephilidae, los cuales se caracterizan por un par de cuernos bien desarrollados. El tamaño de los huesos del brazo permite inferir la longitud de las extremidades. La parte más difícil de reconstruir fue la forma del caparazón.

Normalmente se suelen encontrar las placas de la armadura dorsal de manera aislada, por lo que un hallazgo en patagonia ayudó bastante a deducir la forma general del caparazón y por tanto la longitud del cuerpo. Otro rasgo que fue difícil fue la proporción del hocico y nariz. Germán opinaba que el dibujo original mostraba un hocico muy puntiagudo, mientras yo defendía mi visión de que los cartílagos nasales suelen extender el hocico más allá de la abertura nasal en los mamíferos…finalmente llegamos a una solución intermedia, que parece funcionar bien.

Tras la retroalimentación con Germán, y varios bocetos probando proporciones y poses, llegamos a la figura final. Fue coloreada en acuarela, mediante aguadas diluidas y adición de capas. unos toques de témpera para el pelaje, y en un par de semanas estaba listo.

La ilustración fue publicada en internet y un diario nacional; asimismo, expuse el original en la primera Reunión de Paleontología de Vertebrados de Chile (IRPVC 2017), donde fue elegida como ilustración ganadora. Claramente, la cooperación entre los paleontólogos y artistas científicos trae consigo buenos resultados.